Page 111 -
P. 111

están acá. Y nosotros sí estamos. Creo que todos los que estamos hoy acá tenemos
            que estar agradecidos por eso, pero sobre todo, preguntarnos: ¿cuál es el sentido de
            estar acá? Porque podríamos no estar. No sólo en la Argentina sino en todo el planeta,
            hubo gente, y mucha muy joven, que debido a la pandemia hoy no está en el mundo.
            Y  nosotros  sí.  Entonces  me  parece  importante  que  ustedes  piensen:  ¿qué  quiero
            hacer?. Siempre el terminar una etapa y empezar otra, y de esto se trata la celebración
            de esta noche, nos enfrenta a estas preguntas. Pero creo que especialmente ustedes
            tienen que preguntarse: ¿qué quiero y qué puedo yo dar al mundo, no solamente con
            todo lo que aprendí, sino con todo lo que experimenté?.

               Hasta ahora ustedes venían en un río. Así como el Sr. Wehmann usó la metáfora
            de la montaña, yo voy a usar una muy trillada, que es la de un río. A este río ustedes lo
            recorrieron siempre acompañados por sus familias, por sus padres, por sus profesores,
            y mirando las dos orillas, pero siempre con un fluir del río, que a veces, como los dos
            últimos años, fue turbulento, y a veces fue calmo, rápido a veces y otras muy lento.
            Siempre se sabe dónde está el río, porque está encauzado, uno puede ver sus orillas,
            se siente contenido. Y ahora, el río llega al mar, es el momento de ustedes. Ver el mar
            puede causar a veces mucha angustia, mucha felicidad otras, pero sobre todo mucha
            incertidumbre. Entonces, para este momento del río que se va a encontrar con el mar,
            quisiera leerles unas palabras del poeta Khalil Gibran: “Dicen que antes de entrar en
            el mar, el río tiembla de miedo, mira para atrás todo el camino recorrido, las cumbres
            y las montañas, el largo y sinuoso camino abierto entre selvas y poblados, y luego el
            río se da vuelta, y ve frente a sí un océano tan extenso, que entrar en él sólo puede
            significar desaparecer para siempre. Pero no hay otra manera, el río no puede volver.
            Nadie puede volver. Volver atrás es imposible en la existencia. El río necesita aceptar
            su naturaleza y entrar en el océano. Sólo entrado en el océano se diluirá el miedo,
            porque sólo entonces sabrá el río que no se trata de desaparecer en el océano, si no
            de convertirse en el océano mismo”.
               Bienvenidos al océano. ¡Mucha suerte!

                                                                       Florencia Noguera
                                                                     Directora de Secundaria

























                                                 109
   106   107   108   109   110   111   112   113   114   115   116