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que tenemos condiciones de características digitales para superar el viejo formato
escolar, y para superar ese formato histórico debemos construir. Es por esto que en el
transcurso de los meses entre marzo y diciembre hubo múltiples grupos de trabajo,
que continuarán con la labor al inicio del ciclo 2021.
Los desafíos para los grupo de trabajo fueron múltiples: consolidar los equipos
colaborativos, desarrollar un cronograma de alternancia sincrónica y asincrónica,
definir los principios que guiarían la estrategia de acción, establecer mecanismos
de coordinación entre todos los actores escolares, volver a priorizar objetivos de
aprendizaje, identificar y analizar la viabilidad de las adecuaciones pedagógicas
necesarias, identificar los medios digitales adecuados, definir nuevos roles, asegurar
mecanismos de apoyo a la tarea docente y a los alumnos, definir mecanismos
apropiados para la evaluación y la promoción, etc.
Como cuerpo docente pusimos un especial énfasis en dar continuidad a una
suerte de normalidad que se tambaleaba (que aún se tambalea), pero también
hemos sido conscientes de que nos encontrábamos frente a una situación de
emergencia, y aunque el primer impulso fue más parecido a intentar replicar en la
virtualidad muchas de las características de la educación presencial, este primer
impulso fue cediendo a las adecuaciones primero y a las innovaciones luego. Si bien
la migración compulsiva de la escuela sólida al mundo virtual era un hecho inevitable,
aprovechamos la oportunidad para replantear y rediseñar muchos aspectos. No
encontramos recetas prescriptivas para lo nuevo ni pociones mágicas que resuelvan
algunos de los problemas que fuimos encontrando, las herramientas estaban dadas
en lo digital y la experiencia y el saber profesional pedagógico y didáctico en cada uno
de los docentes.
Pero la emergencia cesará, soy optimista, y el desafío consistirá entonces en
transformar la experiencia en un punto de inflexión, en innovación. Así como en un
muy breve periodo de tiempo hemos logrado poner en marcha una escuela en la
virtualidad, hemos aprovechado eficientemente el tiempo más prolongado de
cuarentena en formar y fortalecer los grupos de trabajo que proponen los pasos a
seguir: BYOD, certificaciones de competencias digitales para docentes y alumnos,
especializaciones en pedagogías abiertas, Medienkompass (brújula de medios
digitales para docentes y alumnos), perfiles de competencias digitales, y un amplio
abanico de nuevas posibilidades. Muy probablemente, un porcentaje importante
de nuestra actividad educativa continuará mediada por conferencias sincrónicas y
actividades asincrónicas con medios digitales y actividades presenciales en el edificio
escolar. Y tal vez, en un tiempo futuro aún más distante, recordemos estos días como
los fundacionales de un nuevo formato escolar.
Lic. Anselmo Benassi
Coordinador de Informática
Educativa de Secundaria
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