Page 127 -
P. 127
Queridos egresados y egresadas aquí presentes, estimado Sr. Markus Sasse,
Agregado Cultural de la Embajada de Alemania en Buenos Aires, queridas familias,
queridos y queridas colegas y miembros de la Comisión Directiva, presentes en este
acto y que nos acompañan también de manera virtual, querido público presente:
En primer lugar, quiero saludarlos a ustedes, queridos egresados y egresadas,
y darles la bienvenida a su ceremonia de graduación. Quiero felicitarlos por haber
conseguido sus respectivos títulos secundarios y certificaciones: el Bachillerato
Argentino, el Abitur, el acceso al sistema universitario alemán; el examen DSD II y
uno de los certificados internacionales de Cambridge.
También quiero darles una cálida bienvenida a las familias y felicitarlas. Ustedes,
nosotros, todos tuvimos un rol decisivo en la educación y formación de nuestros
hijos e hijas. Y al mismo tiempo sostuvimos con esfuerzo el hotel cinco estrellas en lo
de mamá y papá, que además funciona como una agencia de remises.
Quiero saludar a mis colegas aquí presentes, que una vez más acompañaron a
una promoción entera de alumnos y alumnas hasta su graduación. Como Director
General del colegio les agradezco por su enorme compromiso y entrega.
También doy las gracias a nuestro comité organizador, responsable de esta
hermosa ceremonia de graduación.
La celebración de hoy es algo por lo que hemos trabajado todos juntos:
especialmente ustedes, egresados y egresadas, sus familias y también nosotros
como representantes del colegio. Me llena de orgullo que se haya alcanzado esta
meta, porque son muchos los alumnos y alumnas que lograron ese objetivo en
nuestra comunidad. Así que creo que todos merecemos un aplauso, ¿no les parece?
El discurso de graduación que me toca dar hoy es muy especial para mí, porque
no hablo solamente como director, sino también como padre. Les prometo que la
mayoría del tiempo voy a hablarles con el traje de director, pero intentaré combinar
ambos puntos de vista, porque en esta circunstancia, también tengo puesto el traje
de padre. ¡Les pido que me perdonen por esto!
Cuando pienso en los últimos 12, 14, 15 años que recorrió cada uno de ustedes para
estar finalmente hoy aquí sentado como público, me viene a la mente la imagen de
un buzo que se lanza al agua. En el invierno pasado y después de mucho tiempo,
volví a estar bajo el agua buceando y, en este contexto me viene esa imagen a la
mente.
Cuando buceo descubro un mundo nuevo, con colores fascinantes y una infinita
variedad de plantas, animales, cuevas, rocas, partes de barcos... Es realmente
impactante. Nado en línea recta hacia adelante con mucha curiosidad, pero también
me desvío hacia los costados, miro los recovecos que no están precisamente en
el camino, me sumerjo un poco más hondo para observar algo más de cerca, me
detengo un momento para examinarlo con detenimiento, hago una inspiración
profunda y floto un poco más alto para tener una visión general. Todo esto lo realizo
con concentración, con profunda calma, con atención, en un estado de absoluta
contemplación, estoy completamente conmigo mismo.
129