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intencionado permanente, orientado a la acción con el idioma, a experimentar
cambios auténticos y positivos, transformaciones e impactos reales. La significatividad
de esta manera innovadora de aprender alemán tiene como objetivo un futuro avance
del conocimiento y de las micro y macrohabilidades, con valoración de la comunidad
educativa, sin olvidar que la flexibilidad y adaptación están en un marco contextual
y que esta innovación requiere tiempo, recursos personales e institucionales y
creatividad por parte del equipo docente.
Esta modalidad de innovación educativa para el aprendizaje de un idioma implicó,
por un lado, una modificación de rutinas en los hábitos de docentes, alumnas y alumnos
de los diferentes cursos. Por otro lado, implicó un cambio de mayor magnitud, una
práctica con efectos positivos a mediano y largo plazo, que no es perfecta ni acabada.
En muchas ocasiones lidiamos con la incertidumbre. Al innovar en esta modalidad
online se piensa y repiensa el modelo, se focaliza el proceso de aprendizaje de la
lengua y no el fin en sí mismo.
A veces esta modalidad virtual satura, la carga académica se siente, no se dispone
de todos los conocimientos necesarios tecnológicos o del estado emocional, producto
de vivir esta pandemia. En esos momentos, docentes, alumnas y alumnos van en
busca de un nuevo constructo, sustentado en la comunicación entre todos, para
lograr un equilibrio, un cambio de perspectiva en este nuevo paradigma, que estamos
transitando, en el que la tecnología ha venido para quedarse.
En esta educación en la virtualidad reasignamos conocimientos, revisamos
programas recortando contendidos no claves, para que sean más compatibles y
eficientes, añadimos habilidades para ser puestas en práctica e incrementamos la
retroalimentación, con el fin de sacar lo mejor de cada alumna y alumno. Cambiamos
la didáctica, dosificamos los tiempos, modificamos estrategias para que las clases
contengan actividades más eficientes y entretenidas.
Nuestro rol como docentes en esta modalidad también se modificó: somos
acompañantes, no protagonistas. Generamos un espacio de interacción entre las
alumnas y los alumnos con mayor autonomía y curiosidad, les ofrecemos tiempo
para la búsqueda, la investigación y el trabajo colaborativo. Esta realidad aumentada,
virtual, potencia el aprendizaje, ya que las alumnas y los alumnos pierden el miedo
a experimentar. La tecnología nos abre múltiples posibilidades, donde no hay una
sola forma concreta, sino un abanico de posibilidades: los contenidos se exploran y
se profundizan. Las y los docentes evolucionamos junto a las alumnas y los alumnos,
repensando el aprendizaje, en este caso de la lengua y cultura alemanas, generando
recursos pedagógicos. La tecnología es un medio, no el fin. Nos encontramos en un
círculo, ya no en un triángulo. Aprendemos de forma colaborativa, focalizando en la
cooperación en lugar de la competencia. Es importante considerar como reflexión final
que también en la virtualidad el aprender se genera a partir de vínculos emocionales,
que se tienen con las y los docentes e integrantes del grupo.
Mónica Karin Hedrich
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