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Siempre me motivó el mismo objetivo: trabajar porque los alumnos aprendan y sonrían. Darse tiempo para reír…( porque esta es la música del alma)
El conocimiento y la paz interior son llaves universales para mantener el equilibrio y la
autoestima en un lugar de privilegio.
Les aseguro que, en todas las escuelas, por diferentes que fueran, siempre aprendí del
entorno, de los alumnos, de los colegas, de mis autoridades, más aún, viví los problemas
como un desafío personal y profesional y desde ese lugar fui feliz, fui muy feliz, fui
inmensamente feliz.
La felicidad está dentro de cada uno de nosotros. Se desarrolla en la vivencia de un
ideal de vida, y se va asomando a medida que ese ideal toma forma propia.
La felicidad en mi se presenta como un estado de plenitud ante la percepción de que
vivo en armonía con la misión de educadora.
Chicos, creo haber dado testimonio de mi compromiso con la educación, de estar
enamorada de trabajar con adolescentes y jóvenes, procurando ofrecer las mejores
condiciones para que puedan aprender a ser en primer lugar buenas personas, luego
buenos profesionales. Amo tanto el hacer en el campo de la educación que, levantarme
cada día con la idea de estar en la escuela ha sido una celebración interior, lo he vivido
como vestirme para una fiesta, la fiesta del trabajo diario, sin desestimar las problemáticas
que inevitablemente atraviesan la gestión de los aprendizajes en el aula, la gestión de la
dirección de la escuela y las relaciones con las autoridades de competencia nacionales y
extranjeras.
Dediqué el día solar a mis alumnos, y de regreso a mi hogar, fíjense que dije hogar
que no es lo mismo que casa, renovaba las energías para encontrarme con mi familia,
mi esposo desde hace más de 40 años, paciente y comprensivo, y mis tres hijas, quienes
fueron y son mi sol interior. Sin embargo en ciertas ocasiones, supieron preguntarme si
quería más a mis alumnos que a ellas.
Está claro que no es así, sino que desde mi identidad profesional, ser maestro encierra
de por sí un amor sin medida para con los alumnos, y nunca dude acerca de que sus
maestras las querían tanto como yo a mis alumnos.
Casi me atrevo a expresar que, si con algo le fui infiel a mi familia, fue con la educación.
El tiempo y el testimonio que he dado hicieron que me comprendieran, por eso estoy
en paz.
Queridos chicos, hoy último día de ejercicio profesional, les quiero expresar que
si tuviera que empezar de nuevo, volvería a elegir la carrera docente y recorrería los
mismos trayectos. Enseñar es un acto de amor y compromiso tras la búsqueda de que
quien aprende, logre desarrollar todo su potencial y, la escuela como organización, es el
espacio artificial más propicio para producir el aprendizaje de socialización. Es el lugar
donde se ponen en juego las virtudes humanas para integrarnos como personas sociales.
Les dejo como regalo, un texto anónimo al que recurrí muchas veces. Dice así:
Darse tiempo para pensar… (porque este es el origen de las decisiones)
Darse tiempo para jugar… (porque este es el secreto de mantenerse niño y joven)
Darse tiempo para leer…( porque esta es fuente de sabiduría)
Darse tiempo para orar… (porque este es un momento para encontrarnos con nosotros
mismos y con lo sobrenatural)
Darse tiempo para amar y ser amado…( porque este es un privilegio que Dios le ha
dado a los hombres)
Darse tiempo para cultivar la amistad…( porque este es un camino hacia la felicidad)
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Darse tiempo para trabajar… (porque este es un deber con la propia existencia)
Darse tiempo para dar… (porque este es un compromiso para superar el egoísmo y
reconocer al otro)
A ustedes, en tanto jóvenes promesas de un porvenir esperanzador, les dejo como
legado desde lo más íntimo de mí misma y con carácter de deseo genuino, que desarrollen
en plenitud las virtudes y los dones personales que cada uno tiene, que escuchen el
llamado interior, la vocación, que sean fieles a su misión poniendo en el centro al hombre
y, entonces, la felicidad surgirá del interior de ustedes mismos como el agua de las
vertientes naturales.
Creo que no se puede cerrar una gestión sin hacer el reconocimiento merecido a
quienes nos formaron o acompañaron y orientaron.
Por eso, Dios bendiga a quienes fueron mis maestros y profesores, sin duda ellos
tuvieron algo que ver en mi elección, y que bendiga también a todos quienes me han
orientado y acompañado en el camino recorrido.
Y es tiempo de agradecer…
Me dirijo en primer lugar al Grupo de Selección que me eligió y a la Comisión Directiva
de entonces. A ellos mi profundo agradecimiento por la confianza que depositaron en mí
así como por la claridad con que me plantearon las expectativas que tenían de mi gestión.
Varias veces me hicieron saber que la decisión no les había resultado fácil por mi falta
de alemán pero privilegiaron el modelo de gestión que presenté. Creo haber trabajado
con fidelidad al compromiso que contraje, sosteniendo una educación de calidad, con
mejoras efectivas en inglés y en la construcción de un clima de armonía, respeto y calidez
en la relación vincular de los distintos actores.
Extiendo mi agradecimiento a las sucesivas Comisiones Directivas, a los equipos de
gestión de los que formé parte e incluyo a los colegas directivos y asesores de los distintos
niveles y al Representante Legal.
También quiero agradecer de manera especial a los alumnos de sexto año de 1995, ya
que cuando supieron que no hablaba alemán, dos de ellos se acercaron en representación
de su clase. Plantearon sus problemas, y me ofrecieron actuar de intérpretes ante alumnos
que presentasen problemas y que no hablasen castellano. ¿Cómo no recordar un gesto
tan noble?
De la misma manera mi agradecimiento a toda la comunidad.
De mis colegas me despedí de manera especial en la reunión del 24 de febrero
próximo pasado. Aun así, reitero ese gesto con el deseo de que alcance a todos, sin excluir
a nadie, a los sucesivos equipos que fuimos conformando, asesoría pedagógica, gabinete
psicopedagógico, secretariado, colegas docentes y auxiliares docentes, alumnos, personal
administrativo, personal de mantenimiento, personal de comedor, personal de vigilancia,
grupos de trabajo, padres, Comisión Directiva, a mi familia, a todos gracias porque sin la
confianza de todos y cada uno y sin el apoyo tanto en los momentos de acierto como en
las adversidades no hubiese podido desarrollar mi rol sobreponiéndome a las dificultades
y celebrando resultados satisfactorios, entonces, otras hubiesen sido las huellas de hoy.
La educación seguirá siendo mi norte, lo que le dé sentido a mi vida. Seguiré trabajando
desde otros escenarios tras la búsqueda incansable de una mejor educación, que incluya
el bilingüismo en tiempos sin fronteras, para todos los niños y jóvenes de mi país.
Hoy he firmado el último documento oficial de mi carrera docente. Cierro una etapa
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