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SAlUDo DE DESPEDIDA WIr VErABSCHIEDEN administrativo y de mantenimiento, personal del comedor, queridos invitados, muy
Palabras de despedida de gestión de la
Sra. María Cristina González
¡Muy buenas tardes a todos!
Este encuentro es como una clase abierta.
Por tratarse de una clase no ingresan las Banderas de
Ceremonia ni entonamos las estrofas del Himno Nacional.
Estamos algo más descontracturados, ¿verdad?
Entonces me tomo la libertad de hacer un paréntesis
ante todos los presentes para compartir algo especial con
mis alumnos. Y deseo que lo puedan comprender.
Queridos chicos, les agradezco todas las muestras de
afecto que he recibido en estos días. Les agradezco las
cartas que me escribieron. Las voy a atesorar para aquellos
momentos en que necesite alimento para el alma. Uno de
ustedes, se acercó y me dijo: “María Cristina, muchos sabemos que te vamos a extrañar,
pero yo me voy a animar a decirte cómo lo decimos: “Cómo vamos a extrañar a la Petisa”.
Y es a partir de este gesto tan espontáneo, tal como les sale, es que comparto una
experiencia.
Mi primer discurso en esta escuela fue el 19 de diciembre de 1995. Al finalizar el acto
se acercó un señor, me agradeció por las palabras, expresó que compartía los conceptos,
y agregó: “Lo único que lamento es que no pude apreciar los gestos que acompañaban a
sus palabras por cuanto el ambón es demasiado alto”
El señor fue cortés, pero me presentó un problema que de no solucionarlo, se repetiría
en cada acto. No iba a pedir que le cortaran las patitas al ambón, pero en cambio, pedí
que le pusieran un escalón accesorio. Sé que el escalón que me acompañó durante todos
estos años, a ustedes les causa mucha gracia y a mí, ¡también!
Una solución tan sencilla resolvió lo que para alguien era un problema.
¿Saben? pensé en llevarme de recuerdo el escalón pero, yo sueño con el museo que
algún día tendrá esta escuela que pronto va a cumplir 120 años de vida, entonces, tal vez
mi escalón, alguna vez sea una pieza en ese museo.
Les transmití mi sueño, quizás una utopía, pero después de tantos años de estar en esta
casa de estudios estimo que alguno de ustedes, queridos chicos, en el futuro podrá ser
miembro de la CD y mi sueño, ¡será una realidad!
Ahora sí, incluyo a todos los presentes.
Estimados miembros de la Comisión Directiva, queridos alumnos, queridos colegas
docentes y auxiliares docentes, queridos directivos, querido Representante Legal, querida
asesora pedagógica, queridos colaboradores, querido secretariado, estimado personal
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querida familia, comunidad toda; les agradezco que hayan asistido a este encuentro que
solo tiene significatividad aquí y ahora.
Porque en lo personal, estar en la escuela, vivir la escuela es hacer de cada situación
una oportunidad de aprendizaje, una ocasión de circulación de conocimientos.
Dije al saludarlos que esta es un clase abierta a la comunidad toda. Y es una clase en
tanto encierra el ritual de finalización de una gestión directiva en una escuela pública
de gestión privada. Los actos públicos se realizan según un procedimiento que llamamos
ceremonial y protocolo.
Nuestra escuela, por pertenencia a una comunidad de encuentro de culturas, da
testimonio acerca de los distintos modos de celebrar según a qué cultura responda el
acto que se realiza.
En este caso, el marco protocolar prevé que el Director, al finalizar su gestión, en la
última hora del día de cierre del ejercicio profesional, reúne a la comunidad, la pone en
autos y se despide.
Hoy, 31 de marzo, finalizo el ejercicio profesional docente en la institución escolar
formal y hago público que el último documento oficial que he firmado es la presentación
y elevación ante las autoridades de Inspección Argentina del Legajo completo del Viaje
de Estudios a la República Federal de Alemania; experiencia planificada y organizada
durante el año 2013 con carácter de cierre de su Bachillerato para los alumnos de sexto
año.
Cada persona, a medida que transita la vida, tanto desde sus elecciones como desde
las acciones que realiza en concordancia con su escala personal de valores, convicciones
y principios según los cuales vive, va construyendo su historia, va plasmando su libro, su
bitácora.
Así, cada cambio importante, es un nuevo capítulo en esa biografía. En este momento,
estoy escribiendo la última página del capítulo de mi paso por la escuela como
organización.
Entre este final el inicio de la etapa siguiente, me he sentido atravesada por sentimientos
ambivalentes, encontrados o ¿desencontrados?
En estas situaciones, a veces, la emoción domina a la reflexión y desafía a la razón;
en lo íntimo de uno mismo, los recuerdos se activan y se presentan a una velocidad tan
descontrolada y conmovedora a la vez, que cuesta mantenerse erguido sobre el eje. Esas
son las vivencias que me acompañaron durante este último tiempo.
Hoy, frente a la comunidad aquí reunida, deseo poder conservar el equilibrio emocional
para expresar lo que creo podrá encerrar algún mensaje para quienes me acompañaron y
estimularon en el inicio y para quienes me acompañan hoy.
Queridos chicos, di mi primera clase en un colegio de Pompeya a alumnos de 5º año.
Estaban en el último año de la secundaria que entonces no era obligatoria. La materia
era Química Orgánica y yo tenía 19 años. Algunos alumnos eran mayores que yo. Sin
embargo, recuerdo el respeto y el deseo de aprender que fluía en el ambiente.
Desde esa primera clase al día de hoy, han pasado 43 años. A lo largo de ese tiempo,
ejercí la profesión en contextos diversos, desde una diversidad posicionada en extremos
opuestos. Desde mi concepción no se trata de contextos, en cambio, lo que me convocó
para trabajar en educación fue la humanidad de cada persona en el contexto, ese templo
interior que encierra todo ser humano, desde donde nace su deseo de crecer.
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