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REFLEXIONES DE DOCENTES A PARTIR DE LA CAPACITACIÓN:


          SILVIA HIPPACHER
            Estimada comunidad,
            Hoy quiero compartir con ustedes mi experiencia como docente del Kindergarten
          a lo largo del 2020. Que este año quedará para siempre en nuestra memoria no es
          algo nuevo. Que este año fue especial para todos, tampoco. Este año nos trajo nuevas
          experiencias que vivir, nuevos desafíos, nuevos caminos para recorrer. Caminos que
          no siempre fueron los más fáciles.

            Como docente me sentí ante un desafío único: enseñar alemán a mis pequeños
          alumnos de sala de 3, luego de haber compartido tan solo dos semanas con ellos en el
          Kindergarten. Sin dudas me encontraba ante una tarea titánica. Como un artista me
          encontré de repente ante un lienzo en blanco. ¿Qué hacer? ¿Cómo empezar?
            Pasé por todo tipo  de emociones, con altibajos,  con avances y retrocesos. La
          tecnología no era mi fuerte, eso lo tenía en claro. Pero tendría que superar todas las
          barreras para continuar con mi tarea y asumir el compromiso de enseñar a través de
          la virtualidad.

            ¿Cómo construir un vínculo con mis alumnos a través de una pantalla? Era otra de
          las preguntas que me hacía. Claro que nunca pensé que esto iba a durar todo el año,
          como duró. Pero eso es algo que nadie se esperó. Cada conferencia del presidente
          prolongando el aislamiento era tomar impulso una vez más y seguir adelante.

            Con el tiempo me fui acostumbrando a esta nueva realidad. Poco a poco, y a pesar
          de enojos y frustraciones, comencé a aprender y a manejarme cada vez un poco
          mejor con la tecnología. Claro que todavía me queda mucho por aprender. Pero lo
          más sorprendente y gratificante fue ver que mis alumnos me esperaban sonrientes
          en el Zoom, comenzaban a cantar las canciones que yo les cantaba, comenzaban a
          utilizar el vocabulario en alemán que yo les enseñaba, comenzaban a armar pequeñas
          estructuras, aprendían a contar, ¡aprendían! Sí, aprendían a pesar de todo… ¡Y se
          divertían! Eso me dio las fuerzas para seguir, las ganas de continuar aprendiendo y
          generando cosas nuevas.
            Horas y horas pensando qué hacer, reuniéndonos entre compañeras por Zoom,
          filmando una y otra vez un video hasta que saliera bien.
            Hoy, casi llegando al final del camino, habiendo transcurrido todo el ciclo lectivo,
          miro para atrás y siento la satisfacción de la tarea cumplida. Y miro para delante, y
          pienso, esto fue solo el comienzo de muchos nuevos aprendizajes.
            Porque sí, aprendí tecnología, pero aprendí que siempre se puede, que siempre
          hay algo nuevo por aprender y que siempre, pero siempre, de todo lo malo, hay algo
          bueno para capitalizar.
            Gracias a todos los que hicieron posible poder llegar hasta acá. A mis compañeras,
          porque logramos trabajar en equipo, a mis directivos por guiarnos, a los padres por
          asumir la responsabilidad de compartir la tarea pedagógica y a mis alumnos, por
          sacarme una sonrisa aún en los peores momentos.




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