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Estimados padres, docentes, preceptores, personal no
            docente y directivos
               Queridos alumnos
               Alguna vez como alumno me tocó estar del otro lado del
            estrado y siempre me pregunté el porqué de los discursos
            de los miembros de la Comisión Directiva y la razón por lo
            cual estos debían ser tan largos. Debo reconocer que en los
            primeros años me costó prestar atención y entender de qué
            se trataba; probablemente mi atención estaba centrada en
            las fiestas o simplemente en las vacaciones.
               Estaba en otra, como dicen ustedes.
               Con el tiempo descubrí que el espíritu en los discursos
            era dejar un mensaje y para ello quiero acompañarlos hoy
            con una reflexión para este fin de ciclo.
               Lo importante no es el destino, sino el camino.             Tomas Rolf LOESCH
               ¿Qué es lo que realmente importa: el viaje o el destino?
               ¿El proceso o el resultado?
               Vivimos pendientes de alcanzar el objetivo propuesto, de obtener un resultado codiciado im-
            puesto o propio y nos olvidamos de que el verdadero aprendizaje está en el recorrido, en las expe-
            riencias que esa meta nos permite vivir.
               El camino no es una línea recta.
               Suele tener desvíos, idas y vueltas, atrasos e interrupciones, pero es el viaje en sí mismo el que
            nos llena de riquezas. La meta seguirá inamovible y como tal nos permitirá programar la hoja de
            ruta, decidir estrategias, escoger itinerarios. Pero sólo eso. Lo que verdaderamente cuenta es cómo
            y con quien lo recorremos.
               No soy bueno recitando poemas, pero éste se llama Ítaca de Constantino Cavafis y se basa en la
            Odisea de Homero y vale que lo intente.

               Cuando empieces tu viaje a Ítaca,
               desea que el camino sea largo,
               lleno de peripecias, lleno de conocimientos.

               Desea que el camino sea largo.
               Que muchas sean las mañanas estivales
               en que con cuánta satisfacción, con qué alegría
               entrarás en puertos por primera vez vistos.

               Haz un alto en los mercados fenicios,
               y adquiere hermosas cosas,
               nácares y corales, ámbares y ébanos,
               y sensuales perfumes de todas clases,
               los más abundantes y sensuales perfumes que puedas.
               Visita muchas ciudades egipcias,
               aprende y aprende de los instruidos.


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