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Concurso interno de redacción Roberto Patané



               Nada podrá medir el poder que oculta una palabra porque su espacio verdadero se desarrolla
            en los lugares más espirituales, etéreos y livianos del ser humano.
               Las palabras arraigan en la inteligencia y crecen con ella. Viven también en los sentimientos,
            forman parte del alma y duermen en la memoria.
               Son las palabras los embriones de ideas, el germen del pensamiento y la estructura de las razo-
            nes.
               Nada podrá medir el espacio que ocupa una palabra en nuestra historia. Cualquiera que hable
            una lengua, explicó Noam Chomsky (lingüista norteamericano): “interioriza una gramática que
            expresa el conocimiento de ese idioma capaz de crear una cantidad de frases pese a contar con
            recursos limitados”.
               Pero igual que se adquieren las herramientas para construir oraciones y así como se asumen
            involuntariamente las conjugaciones y las concordancias, también se interiorizan los significados y
            las palabras consiguen perpetuarse.
               Las leyes del idioma entran en el hablante y se apoderan de él, para ayudarle a expresarse.
               Las palabras se depositan en el inconsciente, sin razonamientos y poco a poco adhieren a sus
            sílabas todos los entornos en que los demás la usan.
               Las palabras tienen una vida larga, denotan porque significan pero connotan porque sugieren.
            La seducción parte de las connotaciones. La seducción de las palabras no necesita de la lógica, de
            la construcción de unos argumentos que se dirijan a la razón, sino que busca lo expresivo.
               Convence una demostración matemática pero seduce una emoción, un sentimiento, un perfume
            evocado a través de una palabra.
               La seducción no busca el sonido del significante, que llega directo a la mente racional sino el
            significante del sonido, que se percibe por los sentidos y termina en los sentimientos.

               El poeta español Luis Rosales expresó esta misma idea así:

               “La palabra que decimos/ viene de lejos/ y no tiene definición, tiene argumento. Cuando dices:
            “nunca”, / cuando dices “bueno”, / estás contando tu historia / sin saberlo.”
               Y a propósito de historias, hoy, queremos destacar las que tan bellamente han contado los pre-
            miados del concurso, ellos son:
















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