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las capitales de los países, el lúgubre vestuario en el sótano, las colchonetas de gimnasia
                     azules, el desfile de modas para juntar plata para el viaje de egresados, la oficina de “Eche”,
                     Eche mismo – pilar de mi estadía entre tus paredes – amigo y docente de fierro, el “Baus”,
                     las ventanas, el patio de la terraza con todos sus vericuetos, la sala de arriba del comedor
                     donde a veces hacíamos gimnasia, el Struwelpeter donde actué de Daumenlutscher, las so-
                     gas del gimnasio, el salón frente al Seminar donde hacíamos Batick, los juegos en los pisos
                     del patio, los alfajores Suchard que comprábamos en el kiosko, el “museo natural” que te-
                     níamos en el edificio principal arriba y en el pasillo, las puertas con la ventanita, César –
                     infaltable en la puerta - y Alberto, nuestro Ombú – siempre con su blazer verde dándonos
                     la bienvenida (escribí una composición de él cuando era chiquita para la clase de Nené),
                     el libro de firmas, la secretaría, la puerta que se cerraba cuando llegábamos tarde, los ár-
                     boles de la calle Muñiz donde nos trepábamos, el gran salón de dibujo y tantos etcéteras
                     que no me estoy acordando!!!!!!

                        Te voy a extrañar mucho. Te quiero a montones.

                        Sole
                                                                 María Soledad García Martín de Holdo
                                                                                   Promoción 1992




                                            Agrupación de Exalumnos

                                               “Tschüß Norte chau”


                                                                   El año dos mil cinco fue muy espe-
                                                                cial para nuestra querida Escuela del
                                                                Norte.
                                                                   Todos, convulsionados por la mudan-
                                                                za, por lo que vendría.
                                                                   Muchos, felices; otros, asustados; to-
                                                                dos, nostálgicos y con una gran expecta-
                                                                tiva.
                                                                   Los alumnos junto con sus docentes,
                                                                directivos y personal se despedían, día
                                                                a día, de las paredes que albergaron tan-
                                                                tas historias, de sus patios que guarda-
                                                                ron tantos secretos, festejando por últi-
                                                                ma vez el Día de la Bandera, el Día del
                     Maestro, el “Krippenspiel” (pesebre). Pero…, ¿y nosotros? Los ex alumnos, ex docentes, ex,
                     ex, ¿no íbamos a despedirnos? Así surgió la idea de reunirnos para festejar, recordar y com-
                     partir, tantos buenos momentos vividos en nuestra escuela.
                        Como primer paso debimos ponerle nombre y fecha al evento; luego los docentes se


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