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                       anidar sobre la cana de las mismas, sta es una prueba mas de
                        la riqueza de irngenes que caracteriza el lenguaje de los alema

                        ne de Rusia. Actualmente se aplica a los maestros susomentados

                        en sentido despectivo.





                              Como es natural e	estos desgraciados representan-

                        tes del magisterio carecen del material escolar y didatico  i
                                                                                  /	lo
                        mas indispensable. Todo esto debe procuraree/el maestro	por

                        sus propios medios. Pero c&no k.tceo? Para salir de a

                        puros se valen de un par de cartillas deshechas por el uso , mu-


                        chas veces de los orí' enes rs diversos ; y para los alumnos  ma

                        yores,ae periQicos ilustrados o tal vez de 	/vieJo libro de &

                        lectura que loe comaña de un lugar a otro.	nudo	a f al-
                             M
                        tan )cuadernos, tinta y U	plumas no hableuios de cuadros

                        ri	y ¡napas murales.

                              Constituye un cuadro lastimosos, a veces conmovedor, el ver

                        c r^mo estos hombre miserables y	 ii*	hambrientos, algunos


                        de ellos de edad avanzada, cubiertos con vestidos ra1dos, se ef

                        esfuerzan --sin recibir instrucciones ni aliento de nadie aMt*X -

                                                             en iniciar en los principios de la  ±i

                        teoría, de ).& practica a la docena, o dos docenasj de cabecitas

                        rubias de su clase. s por ello digno de notasi a peaar de to-

                        do esto uno que otro entre estos maestros se salva de caer or

                        completo en la apatía y en la rutina,y logra mantener hacia su

                        trabajo y hacia los nioe el amor queÇe muchas ocaeoneE,, o—


                                                  podido

                              No hay que olvidar, por otra parte, que ±j de las dcientas
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