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Otra lección que nos dio la pandemia, y que yo lo vi muy presente en ustedes este
          año, fue a no bajar los brazos a pesar de todo. Ustedes, cuando empezó el año, cuando
          empezó la pandemia, no sabían si iban a poder dar sus exámenes alemanes, tanto los
          del Abitur como los del DSD, pero siguieron estudiando, y sus profesores siguieron
          enseñándoles,  y  todos  pusimos  el  acento  en  la  esperanza,  en  que  iban  a  poder
          darlos. Y la verdad, chicos, creo que ustedes son conscientes de que no hubo muchos
          colegios, más bien poquísimos, que dieron exámenes internacionales este año en la
          Argentina. Y ustedes nunca bajaron los brazos. Y sus profesores nunca bajaron los
          brazos. Y se prepararon, y los dieron y lo lograron. Y los chicos que dieron los proyectos,
          que podrían haber dicho: “Bueno, la verdad este año no hay notas”. Saben qué, yo
          presencié unos proyectos maravillosos. Así que me parece que también este año les
          aporta eso, el valor de mostrar que, si uno quiere algo, sea el Abi, sea el Sprachdiplom,
          sean los proyectos, y lo busca, y no afloja, uno lo consigue. Creo que este año les deja
          muchas enseñanzas, que van a poder aprovechar.

            No quiero minimizar lo que no fue, repito esto, porque no es que les quiera endulzar
          el año que tuvieron. Pero quiero, sobre todo, felicitarlos. Felicitarlos porque ustedes
          hicieron que este año fuera muy especial para todos. Y que tuvieron, a su manera, su
          comida, donde todos pudieron festejar; ahora su graduación; el tiempo que pudieron
          pasar todos juntos, gracias a sus familias. O sea, me parece que buscaron la manera de
          hacer que este sea un año de egresados para todos. Y por eso los felicito.
            Y, quiero terminar leyéndoles algo. En realidad es una reflexión que creo que es
          muy conocida, de Mamerto Menapace. Solo la primera parte, como yo decía que este
          era un año de aprendizajes, quiero leerles lo que dice él:

            “Mi percepción a medida que envejezco es que no hay años malos. Hay años
          de  fuertes  aprendizajes  y  otros  que  son  como  un  recreo,  pero  malos  no  son.  Creo
          firmemente que la forma en que se debería evaluar un año tendría más que ver con
          cuánto fuimos capaces de amar, de perdonar, de reír, de aprender cosas nuevas, de
          haber desafiado nuestros egos y nuestros apegos.”

            Y creo que ustedes lo hicieron. ¡Felicitaciones!

                                                                     Florencia Noguera
                                                                    Directora de Secundaria






















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