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Estimada Comisión Directiva, estimados directivos, queridos profesores, padres, alumnos y de-
más presentes:
Como sabrán, estos últimos meses fueron de lo más vertiginosos: la fiesta, el Abitur, proyecto, la
murga y bueno... ¡el viaje! Y en medio de tanta exaltación, cuando nos quisimos dar cuenta, ya es-
tábamos a punto de cerrar una de las etapas más importantes de nuestras vidas. Antes de comenzar,
me gustaría aclarar cuán difícil es resumir catorce años (o en algunos casos más) de escolaridad,
así como intentar describir la cantidad de sentimientos encontrados que tenemos todos a flor de
piel. ¿Es acaso posible describir todo lo vivido, aprendido y crecido a lo largo de estos años en un
simple discurso?
Cuando comencé a escribir no sabía bien por dónde empezar: si resumir las aventuras del
Kindergarten o la emoción de aprender a leer y escribir; si describir la frustración de las cuentas
con fracciones o la magia de los viajes a Verónica. ¿Y la excitación por entrar a la secundaria? Creo
que no se compara con la expectativa de las modalidades. Pero me di cuenta de que no vale la
pena ahondar en anécdotas; cada uno de nosotros se lleva en el corazón mil y un recuerdos de
cada viaje, de las horas de clase, de los recreos y de las personas que nos fueron acompañando a
lo largo de este ciclo. Y con estas personas me refiero principalmente a ustedes: padres, maestros,
profesores, preceptores y directivos, ya que gracias a su apoyo incondicional logramos ir superando
los obstáculos que se fueron presentando a medida que el camino se ponía más y más empinado.
Pero también me quiero referir a esos amigos que, por diversas razones, no pueden estar sentados hoy
acá con nosotros, pero que sin duda alguna siguen perteneciendo a esta fantástica promoción CXV
(promoción 115). Y si hay algo que rescatamos por sobre todas las cosas es el apoyo mutuo que en-
contramos entre todos los que hoy egresamos. Desde la ayuda para estudiar para una prueba hasta
el abrazo por un fracaso, pasando por risas, peleas y reconciliaciones.
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