Page 62 -
P. 62
Seguramente este momento de festejo también despierte muchas emociones. Ustedes,
queridos padres, verán, en estos jóvenes orgullosos y conformes, aún a aquellos pequeños
que con pasitos cortos y nerviosos caminaban de su mano buscando protección en su pri-
mer día de clases, sosteniendo en una mano quizá una “Schultüte” para endulzarles ese día
tan importante. Se preguntarán dónde ha quedado el tiempo. Pero de algo podemos estar
seguros y es que finalmente todos han concluido los doce años de escuela, cruzaron la me-
ta con éxito y se merecen ahora las medallas, menciones y diplomas.
Y ustedes, aquí sentados, sesenta y siete egresados en total, son el centro de la atención
y hasta tienen que escuchar alabanzas. “¿Estarán hablando de nosotros?” – se dirán, quizá.
-¿Ya se olvidaron de que en los años de escuela muchas veces fuimos cualquier cosa menos
“ejemplares” y que realmente podíamos molestar bastante a nuestros profesores? Pasado, pi-
sado. Porque sus profesores alguna vez también fueron como ustedes y no lo han olvidado.
Y realmente pueden enorgullecerse de lo que son hoy. Además de su buen rendimiento y
resultado escolar, los recordaremos como una promoción verdaderamente simpática, con mu-
chas virtudes sociales y actitudes humanas y abiertas. ¡Cuántos de ustedes se comprometie-
ron en proyectos sociales, cuántos representaron a la escuela hacia afuera en innumerables
eventos, contribuyendo a nuestro buen renombre! Por eso les agradecemos y queremos de-
cirles que nos van a faltar y que los extrañaremos como alumnos y seres humanos.
Pero permítanme mencionar otro aspecto que contribuyó tanto al éxito que hoy festeja-
mos, como lo hizo el esfuerzo tenaz y constante de los alumnos. Una formación escolar
tan larga y dura sólo se ve coronada de éxito cuando todos los involucrados colaboran de
modo cooperativo y en mutua confianza. Ustedes, queridos padres, han acompañado a sus
hijos desde el comienzo en este camino, dándoles ánimo o consuelo, felicitando y a veces
advirtiendo, motivando o indicando soluciones en épocas difíciles. Sin esa ayuda de los pa-
dres, el colegio no podría llevar adelante un buen trabajo. Y por eso deseo agradecerles ex-
presamente, queridos padres, y destacar que sus ideas, deseos o incluso pedidos no fueron
una molestia para la escuela, sino enriquecimiento y parte necesaria de este proyecto inte-
gral denominado “formación escolar de los hijos que nos encomendaron”.
Por supuesto en este trabajo en equipo debo mencionar al tercer elemento: nuestros pro-
fesores. No les compitió tarea fácil. En la primaria, además de maestros, fueron padre y ma-
dre para los “pequeños adorables”. En la difícil etapa de la pubertad, tuvieron paciencia y
comprensión, transmitiendo a su vez los contenidos necesarios para cumplir los planes de
estudio. Y en los tres años del Polimodal - los más duros - tuvieron que preparar bien a los
alumnos, para que alcanzaran el ansiado final. Lo han logrado, y les agradezco a mis co-
legas por su comprometida dedicación.
Hoy sesenta y siete egresados reciben sus diplomas. Cuarenta y tres de ellos, el diplo-
ma de Bachiller Argentino que los habilita para estudiar en universidades del país. Esta ra-
ma con sus perfiles Biología, Economía y Humanidades ya se orienta fuertemente hacia los
contenidos de las correspondientes carreras universitarias. En las tesis de sus trabajos, los
proyectos de investigación, demostraron poseer una excelente base de formación, no sólo
en cuanto a contenidos, sino al dominio de la metodología necesaria para la confección de
60