Page 188 -
P. 188
Familientag en una sala de 3
El Día de la Familia es un momento muy especial, donde se mezclan la expectativa,
el orgullo y la curiosidad de los padres, la alegría y la vergüenza de los más pequeños
y, en algunos casos, incluso el enojo de que mamá y papá están irrumpiendo en ese
espacio tan mágico que es de ellos. Es un momento en el que muchos recuerdos de
nuestra propia infancia vienen a la mente, quizá algo de nostalgia por ese tiempo tan
feliz, donde todo parece juego, pero tanto se está aprendiendo.
Saludos entusiastas antes de ingresar al aula, padres gigantes que se acomodan
en sillas pequeñas, algunas sonrisas nerviosas y mucha, mucha expectativa. Un
saludo inicial rompe el hielo, una primera actividad nos hace entrar en calor y luego
todo es pura alegría y risas. Los padres vuelven a esa hermosa infancia y pierden
completamente el miedo al ridículo. Bailes, posturas raras, corridas, juegos con la
pelota, actividades que son una genialidad por su simpleza y disfrute.
Nos llenamos de orgullo al ver que nuestros hijos no solo entienden, sino también
hablan en alemán, cantan y hasta saben sentarse en una ronda, en forma silenciosa,
para hacer una pequeña meditación. Y nos sorprende, porque descubrimos nuevas
habilidades y actitudes en nuestros hijos que no habíamos notado en casa. Y es
entonces cuando sabemos que fue una acertada decisión enviarlos a este Kindergarten
y sentimos una profunda admiración por sus maestras.
Ingrid Vultorius de Arias
Mamá de Blanca, alumna en sala de 3
Familientag en una sala de 4
¡Una fiesta increíble! Así comenzó relatando mi hija de 4 años el Día de la Familia,
“Familientag”, a sus hermanos mayores. De eso se trata. Un momento de alegría
compartido entre todos los niños de sala de 4 con sus mamás, papás y abuelos. Esa
posibilidad de dejarnos a las familias conocer un poco más el espacio cotidiano de
ellos.
Esa fiesta transcurrió entre risas y complicidades a través de diferentes juegos
armados en una “kermés”, que con tanto cariño fueron ideando junto a sus maestras.
Aquellos juegos que algunas veces también jugamos: el tumba lata, el bowling,
carreras de embolsados, quitarle la cola al zorro, embocar el aro en el cono, llevar la
papa en una cuchara, armar con bloques gigantes, pasar el aro tomados de la mano,
dónde están mis zapatillas... ¡Alegría y diversión pura! Todos disfrutamos jugando
y compartiendo en armonía, en un clima relajado y distendido, donde todos eran
ganadores.
Y finalmente el momento del encuentro grupal en la sala y el tan esperado
regalo, que era un secreto bien guardado, y que los padres siempre agradecemos y
guardamos como el mejor tesoro que nos pueden dar nuestros hijos.
Por esta fiesta, por regalarnos un momento de su espacio diario, gracias a todo el
equipo del colegio. Las sonrisas de los niños ese día lo dicen todo.
Carolina Demarchi
Mamá de Milenka, alumna en sala de 4
190