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Familientag en una sala de 3
            El Día de la Familia es un momento muy especial, donde se mezclan la expectativa,
          el orgullo y la curiosidad de los padres, la alegría y la vergüenza de los más pequeños
          y, en algunos casos, incluso el enojo de que mamá y papá están irrumpiendo en ese
          espacio tan mágico que es de ellos. Es un momento en el que muchos recuerdos de
          nuestra propia infancia vienen a la mente, quizá algo de nostalgia por ese tiempo tan
          feliz, donde todo parece juego, pero tanto se está aprendiendo.
            Saludos entusiastas antes de ingresar al aula, padres gigantes que se acomodan
          en  sillas  pequeñas,  algunas  sonrisas  nerviosas  y  mucha,  mucha  expectativa.  Un
          saludo inicial rompe el hielo, una primera actividad nos hace entrar en calor y luego
          todo  es  pura  alegría  y  risas.  Los  padres  vuelven  a  esa  hermosa  infancia  y  pierden
          completamente el miedo al ridículo. Bailes, posturas raras, corridas, juegos con la
          pelota, actividades que son una genialidad por su simpleza y disfrute.

            Nos llenamos de orgullo al ver que nuestros hijos no solo entienden, sino también
          hablan en alemán, cantan y hasta saben sentarse en una ronda, en forma silenciosa,
          para hacer una pequeña meditación. Y nos sorprende, porque descubrimos nuevas
          habilidades  y  actitudes  en  nuestros  hijos  que  no  habíamos  notado  en  casa.  Y  es
          entonces cuando sabemos que fue una acertada decisión enviarlos a este Kindergarten
          y sentimos una profunda admiración por sus maestras.

                                                                Ingrid Vultorius de Arias
                                                        Mamá de Blanca, alumna en sala de 3
          Familientag en una sala de 4
            ¡Una fiesta increíble! Así comenzó relatando mi hija de 4 años el Día de la Familia,
          “Familientag”,  a  sus  hermanos  mayores.  De  eso  se  trata.  Un  momento  de  alegría
          compartido entre todos los niños de sala de 4 con sus mamás, papás y abuelos. Esa
          posibilidad de dejarnos a las familias conocer un poco más el espacio cotidiano de
          ellos.

            Esa  fiesta  transcurrió  entre  risas  y  complicidades  a  través  de  diferentes  juegos
          armados en una “kermés”, que con tanto cariño fueron ideando junto a sus maestras.
          Aquellos juegos que algunas veces también jugamos: el tumba lata, el bowling,
          carreras de embolsados, quitarle la cola al zorro, embocar el aro en el cono, llevar la
          papa en una cuchara, armar con bloques gigantes, pasar el aro tomados de la mano,
          dónde  están  mis  zapatillas...  ¡Alegría  y  diversión  pura!  Todos  disfrutamos  jugando
          y  compartiendo  en  armonía,  en  un  clima  relajado  y  distendido,  donde  todos  eran
          ganadores.

            Y  finalmente  el  momento  del  encuentro  grupal  en  la  sala  y  el  tan  esperado
          regalo, que era un secreto bien guardado, y que los padres siempre agradecemos y
          guardamos como el mejor tesoro que nos pueden dar nuestros hijos.
            Por esta fiesta,  por regalarnos un momento de su espacio diario, gracias a todo el
          equipo del colegio. Las sonrisas de los niños ese día lo dicen todo.
                                                                     Carolina Demarchi
                                                       Mamá de Milenka, alumna en sala de 4


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