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Querida Uschi:
               Ayer despedimos a los alumnos y alumnas de nuestro primer grado. Desde el
            primer día de su escolaridad los guiaste por el buen camino. Gracias a tu experiencia
            en  turismo y sobre todo a tus virtudes y fortalezas como docente, los encaminaste a
            aprender con alegría la lengua y cultura alemanas.
               Con tu amable y amorosa forma de enseñar, acompañaste nuestros primeros
            pasos en la primaria y por eso estoy profundamente agradecida. Tu camino en el
            colegio comenzó hace mucho tiempo. Sos exalumna de la Goethe-Schule, algunos
            te conocieron como mamá del colegio, otros en el aula como docente de alemán o
            como colega.
               Por tu empatía, generoso compañerismo, calidez, profesionalismo y tu mirada
            positiva dejás una huella imborrable en tus alumnos, alumnas y colegas.
               En tu paso por el colegio compartimos momentos inolvidables y también
            desafiantes. Uno de los desafíos fue sin duda la confección de los farolitos. Gracias a
            tu perseverancia lograste superar las dificultades.
               Igual que en la fiesta de los farolitos, día a día irradiaste en los vínculos con los
            niños calma y confianza con tu sonrisa.
               Umzug  en  alemán  significa  desfile  o  parada  y  mudanza.  Para  vos  llegó  el
            momento de comenzar una nueva etapa en otra ciudad. Si parafraseamos la canción
            que cantamos en el fogón de la fiesta de los farolitos, podemos afirmar:
               Nuestra querida Uschi brilla y todos lo pueden ver. Mendoza, tierra del sol y del
            buen vino, brillará más aún con tu nuevo destino.
               Toda la comunidad escolar te desea lo mejor a vos y a tu familia en esta nueva
            etapa. ¡Te vamos a extrañar mucho!
                                                                   Maria Alejandra Podrzaj



                               KERSTIN MÜNCH
                               Liebe Kerstin,
                               im  argentinischen  Winter  verlässt  du  nach  drei  Jahren  die
                               Goetheschule,  während  ich  zu  Beginn  des  Schuljahres,  im
                               deutschen Winter, neu nach Buenos Aires kam. Ich weiß noch
                               genau,  dass  du  in  einem  Zoom-Gespräch,  das  wir  vor  meiner
                               Ankunft führten, sagtest, dass das Beste, was die Goethe-Schule
                               hat, die Kinder seien. Ich stimme dir da voll zu!
                               Du  hinterlässt  eine  große  Lücke  an  der  Goethe-Schule!  Dein
            unermüdlicher  Einsatz,  damit  unsere  Schülerinnen  und  Schüler  Deutsch  lernen,
            deine  offene  Art,  mit  der  du  nicht  nur  auf  die  Deutschlehrkräfte,  sondern  auf  das
            ganze Kollegium zu gingst, werden immer in besonderer Erinnerung bleiben; ganz
            abgesehen von deinem/eurem offenen Haus, das nicht wenige Menschen aus dem
            Kollegium immer wieder besucht haben. Nicht nur du wirst vermisst werden, nein,
            auch Werner und Julchen!
            Nun leitest du eine kleine Grundschule und vergisst dabei die Goethe-Schule nicht
            oder “nie und nimmer” wie du wahrscheinlich sagen würdest. Einerseits freust du
            dich bestimmt über etwas mehr Freizeit und andererseits vermisst du ganz sicher ab
            und an die “Goethekinder”, oder?



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