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SALUDOS DE DESPEDIDA
            WIR VERABSCHIEDEN






            OSKAR MOLEK
               Hay profesiones de las que uno jamás se retira, y el arte de ser fotógrafo es una
            de ellas porque es una de las profesiones que se lleva en la sangre, que se tiene
            impregnada en el alma. Porque no puede ser de otra forma, cuando un artista con su
            obra ilumina las formas del ser, nada de lo que hace puede pasar desapercibido en su
            obra y su obra trasciende. Tal es el caso de mi maestro de fotografía, Oskar Molek, a
            quien me siento profundamente halagado de escribirle estas palabras.
               He participado en los talleres de fotografía que, con tanta dedicación y amor a su
            arte, Oskar ha desarrollado en nuestra Goethe-Schule, y esa vivencia me ha permitido
            experimentar, en forma directa, que quien hace las cosas con pasión, puede transmitir
            esa pasión a los demás.
               Está claro que la fotografía ocupa todos los ámbitos de la comunidad, y no me
            refiero sólo al trabajo de un profesional que nos ha acompañado durante tantos años,
            me refiero a que, con su arte y su gusto por enseñar, Oskar ha hecho que la  fotografía
            llegue a los corazones de todos nosotros. Ha tomado un lugar importante en nuestra
            forma de ser, en nuestras exposiciones de arte, ha llenado de miradas y de vida las
            paredes de nuestro colegio, espacios que si no fuera por él serían solo paredes grises.
            Creo que la fotografía y la producción fotográfica están presentes en nuestro colegio,
            y nuestro colega ha sabido llevar de la mano a nuestros jóvenes creadores. Pero más
            importante aún, ha sabido enseñarles a abrir sus alas creativas e introducir la expresión
            fotográfica al cotidiano entre nosotros. Esto es la muestra de quien ama lo que hace.
               Suele presentarse a la fotografía como la captura del hecho fugaz y es evidente
            que desde un punto de vista técnico es así. Es por sólo un instante en que un fotógrafo
            observa una realidad que captura con su cámara y luego esa imagen queda retratada
            para siempre. Cuando la fotografía se transforma en acto educativo, el fugaz momento
            de la toma se perpetúa en el acto de enseñar. Oskar no sólo me ha enseñado los
            principales aspectos de su arte, sus enseñanzas técnicas han sido indispensables,
            también ha puesto en evidencia que el acto de la fotografía cotidiana o la exquisita
            expresión de su fotografía de autor tienen una esencia profundamente humana. Es
            el reconocimiento de lo que el otro puede con su propio ser, es seguir buscando en la
            mirada de los demás eso que nos hace humanos. Oskar es un fotógrafo y es también
            ese maestro que nos acompaña en ese camino de descubrimiento personal.
               Me han invitado a participar de este anuario con una despedida a ti, Oskar pero
            no he podido, no he podido escribir nada de despedidas porque como sabemos la
            fotografía queda, y el maestro también. En cambio, te ofrezco estas líneas como un
            profundo agradecimiento a tu labor.
                                                                     Lic. Anselmo Benassi
















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