Page 58 -
P. 58
Tal actitud trasciende a cualquier tarea en particular y puede ser tanto el modo de
preparar una sencilla comida como la realización de una labor artística o científica de
alta complejidad.”
Desde esta mirada, podemos preguntarnos entonces: “¿es la exigencia un camino
idóneo para alcanzar la excelencia?”
"Si nos posicionáramos en la búsqueda del alto rendimiento por sobre la
retroalimentación, anularíamos el aprendizaje y el crecimiento.
“Si los miembros de un equipo se llevan mal, están enemistados o albergan tensiones
sin resolver, no pueden contar con la disposición hacia la excelencia en la tarea que
realicen pues eso es lo primero que se pierde cuando sus miembros están insatisfechos.”
Resulta evidente, entonces, que si la actitud hacia la excelencia no tiene el sustento
del disfrute, el aprendizaje y el crecimiento, su fugacidad es inevitable.
La excelencia no es hija de la exigencia, en cambio la genuina excelencia es
resultado de un estado de excelencia interior que significa relaciones internas armónicas,
respetuosas y fértiles.
Levy también afirma que “es curioso y lamentable que para estimular la excelencia
suela apelarse, además de a la exigencia, a la competencia.
Pareciera que aún no se confía en que el bienestar, la satisfacción y la alegría que
la excelencia misma produce sean un estímulo lo suficientemente poderoso como para
buscarla y encontrarla desde allí.”
Un antiguo texto del budismo zen dice al respecto: «El maestro, en el arte de la
vida, no distingue mucho entre su trabajo y su juego, su mente y su cuerpo, su educación
y su recreación, su amor y su religión; apenas distingue cuál es cuál. Simplemente
percibe su visión de la excelencia en todo lo que hace, dejando que otros decidan si
él está jugando o trabajando. A sus propios ojos siempre está haciendo las dos cosas.»
He podido observar con mucho placer que esta promoción, por el modo de actuar,
ha logrado encontrar puntos de unión entre el placer y el trabajo.
Sus hijos, realizaron el tradicional cierre del año en un clima festivo de verdadera
celebración, testimonio vivo del vínculo que han alimentado durante estos años, y
manifestaron ante los profesores y la dirección estar muy agradecidos por el colegio
que eligieron sus padres y orgullosos por el prestigio que el mismo tiene ante las
universidades.
Podría transmitirles muchas expresiones vertidas por ellos que revelan un espíritu
crítico y una posición interesante por las comparaciones que realizan con amigos que
asisten a otros colegios.
Desde el respeto que los jóvenes me merecen, comparto con ustedes una vivencia
que me transmitió uno de nuestros egresados al finalizar la exposición de su proyecto
de investigación:
Nuestro colegio te ofrece muchas cosas y es muy reconocido. En el encuentro puente
que se hace entre los exalumnos y los alumnos del último año para ampliar la
orientación vocacional, un exalumno nos contó la experiencia que vivió en su primera
clase de la Universidad. Un profesor les pidió que quienes hablaran inglés, levantasen
la mano. Muchas manos se vieron en alto. Luego hizo lo mismo respecto de francés.
56