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SALUDO DE DESPEDIDA A
                                RICARDO ECHEVERRÍA


            Querido Eche,

               Qué difícil es resumir en palabras tu paso por la Goethe-Schule. Todo resumen o
            intento de síntesis sería injusto e imposible. El apellido Echeverría es sinónimo del
            encuentro de culturas que identifica a la Goethe-Schule y que por estos días cumple
            125 años desde la fecha de su fundación. Convertida ya en una escuela de derecho
            argentino con un plan de estudios bicultural y trilingüe, la Goethe-Schule consolidó una
            oferta pedagógica en la que la familia Echeverría participó activamente. Doña Elena,
            la docente, y el secretario e incipiente actor Don Vicente, tus padres y bisabuelos de
            Dante, Jazmín y Maia fueron determinantes en la consolidación de los planes de estudio
            y la dirección pedagógica, cuyos logros podemos disfrutar hoy. Fuiste alumno y padre
            de Maximiliano, de Juan Pablo –también docente de Educación Física del colegio– y
            de Candelaria. Todos ellos fueron, a su vez, alumnos del colegio. Disfrutaste, viviste
            y expresaste tu inquebrantable energía y convicción goetheana por impresionantes
            48 años formando y educando, bregando por valores de convivencia basados en el
            respeto, la solidaridad, la tolerancia y la justicia y promoviendo el desarrollo de miles
            de alumnos en su singularidad que te vieron acompañar, dirigir y formar.
               Cualquier  descripción  de  recuerdo,  afecto  y  reconocimiento  quedará  a  medio
            camino en las incontables anécdotas que has logrado sembrar en cada uno de tus
            alumnos, que te nutrieron y te acompañaron con tanto respeto y afecto a lo largo de
            casi medio siglo. Cuatro generaciones Echeverria confirman el nivel de integración
            e  identificación  con  un  modelo  de  formación  cercano  al  espíritu  de  los  valores
            identificados en el ideario de la Goethe-Schule.

               El mayor premio es el que a diario recibís y seguirás recibiendo de parte de tus
            alumnos, alumni, ahora pares y muchas veces amigos personales. Los espacios y las
            paredes de la Goethe-Schule acompañarán el frecuente y familiar llamado de algún
            alumno o alumna gritando a lo lejos: “Echeeeeee”.

               Un gran e interminable abrazo y el inmenso agradecimiento en nombre de toda
            la comunidad Goethe, en representación de tus alumnos, colegas, pares y exalumnos.

               Como  expresión  de  agradecimiento  –detrás  del  cual  hay  una  actitud  que  nace
            del aprecio a lo que alguien ha hecho por nosotros, más que por el beneficio propio
            recibido–, estas palabras: ¡infinitas gracias!

                                                                            Tomas Loesch












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