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CAMARA DE DIPUTADOS DE LA NACION
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                                                            En sentido análogo, el maestro H. J. Beyer
                                                          proclama «la necesidad  para los alemanes de
                                                          concebir la historia de su patria como una sola
                                                          corriente, pues esta concepción es de una natu-
                                                          raleza tal que permite crear una «conciencia
                                                          histórica unificada>'. Estos conceptos acusan la
                                                          tendencia fundamental del Instituto, cuyas di-
                                                          rectivas consisten en «convertir los alemanes
                                                          del exterior a la fe nacional racial»  (Bekenntnis
                                                          zur rassisch-voelkischen Weltanschauung), con-
                                                          tribuir a la «conservación de toda sangre ale-
                                                          mana»,  (Erhaltung allen deutschen Blutes) y
                                                          reforzar «la resistencia de los alemanes a toda
                                                          necesidad de asimilación a su nueva patria».


                                                              Palabras del director ministerial de los
                                                                     «alemanes del exterior»
                                                            Por un decreto dictado el 30 de enero de 1933,
                                                          el «Fuehrer» de los «alemanes del exterior»
                                                          Ernts Wilhelm Bohie, fué agregado al Ministe-
                                                          rio de Negocios Extranjeros en calidad de di-
                                                          rector ministerial, puesto equivalente al de sub-
                                                          secretario de Estado. Como funcionario, Bohle,
                                                          en principio, hállase sometido a la autoridad dl
                                                          ministro, pero como miembro del partido, ren-
                                                          día cuenta de sus actos en aquel entonces a Ro-
                                                          dolfo Hess, lugarteniente de Hitler en la direc-
                                                          ción partidaria.
                                                            Con motivo de su designación, Bohle, envía a
                                                          todos sus «hermanos de raza» del exterior
                                                          (Volksgenossen) un mensaje en el que declara
                                                          que ese día «debe ser considerado como una fe-
                                                          cha histórica», celebra «la fuerza militar ale-
                                                          mana que despierta» e invita a sus subordina-
                                                          dos a contribuir moral y materialmente, con
                                                          todas las fuerzas posibles, al poderío de la
                                                          «comunidad alemana nacionalsocialista  (Volks-
                                                          gemeinschaft) en el espíritu de Adolfo Hitler».
                                                          «Nosotros no consideramos a los alemanes del
                                                          exterior como alemanes por azar,  —declara
                                                          Bohle—, sino como alemanes según la ley de
                                                          Dios. Lo mismo que nuestros camaradas del
                                                          Reich, están llamados a colaborar en la tarea
                                                          emprendida por Adolfo Hitler, y esto deben
                                                          hacerlo».
                                                            El mismo funcionario político, luego, cuando
                                                          se reune el Congreso de los alemanes del exte-
                                                          rior, declara: «Existen todavía algunos alema-
                                                          nes en el exterior que se niegan a ser nacio-
                                                          nalsocialistas y se consideran, sin embargo,
                                                          alemanes. Para esta categoría de pretendidos
                                                          alemanes que no cesan de afirmar la sinceridad
                                                          de su corazón alemán y que, estúpidamente,
                                                          facilitan la tarea de los adversarios del Reich,
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