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CAMARA DE DIPUTADOS DE LA NACION 33
gría», con una tarea educadora, con seccio-
nes de viajes y vacaciones, pero cuyos fines,
como los de todas las demás, es inculcar
en las masas la ideología nazista.
«Fuerza con Alegría» (KDF)
También en Uruguay esta organización tenía
formados sus cuadros, desarrollando actividades
que fueron consideradas oportunamente lesivas
para la soberanía nacional. El mismo legislador,
a propósito de esta entidad, afirmó:
«Además, entre los documentos de Patz,
encontramos un anuncio de una excursión
a La Floresta, del Frente del Trabajo, Fuer-
za por la Alegría. Está constituido, pues,
entre nosotros, el Frente del Trabajo, que
desde 1934 dirige para el mundo el minis-
tro del Interior alemán.
«Dar cuenta de esta dirección, es señalar
el carácter militar de la organización mis-
ma. La estructura de este ejército del tra-
bajo, corresponde exactamente a la de las
Tropas de Asalto. Sólo se han cambiado
algunas denominaciones para disimular su
carácter, pero bajo otros nombres reina en
él la jerarquía militar. La militarización de
la clase obrera, sometida a la vigilancia
policial, ha dado origen a una comunidad
dividida en secciones de organización, de
educación, de viaje, de estética, de trabajo,
de ayuda, de alojamiento... Pero, en el
fondo de todo esto, triunfa el propósito de
inculcar en las masas la ideología nacional-
socialista. Y los directores de este Frente
del Trabajo, lo constituyen funcionarios ele-
gidos entre las secciones de Asalto y de
Protección.
«Prueba de cómo proceden en el ambiente
los integrantes de ese Frente Nacional del
Trabajo, nos la dan las declaraciones for-
muladas ante la comisión por dos ex obreros
de la casa Quincke. Los obreros de habla
alemana, fueran ellos alemanes, húngaros,
austríacos o suizos, tenían que llenar un
formulario en el que constaba el día del
nacimiento, el nombre de los padres, sus
domicilios, su nacionalidad, su origen. Estos
obreros recibían permanentemente toda la
propaganda nazi llegada con profusión des-
de Alemania, e iniciada la guerra, eran obli-
gados a concurrir a sitios de concentración
para escuchar los discursos del Füehrer.
«Se les obligaba también a hacer el sa-