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EL VIAJE A MENDOZA, LA MIRADA DE UN ALUMNO
REDESCUBRIRNOS EN UN VIAJE CASI INESPERADO
Este viaje de egresados, además de ser muy importante para nosotros ya por lo
que significa, fue también importante dado este contexto de pandemia y esta nueva
normalidad tan cansadora, en donde nosotros incluso no veíamos viable hacer un
viaje como tal. Cuando lo trajeron de vuelta a la mesa, encontramos no sólo algo que
veníamos esperando desde hace años, sino también una chance de poder relajarnos
y cerrar el año de una linda manera.
Ya en Mendoza, todo se dio de una forma espectacular. Los distintos hospedajes
fueron siempre muy acogedores, las actividades fueron increíbles tanto para divertirse
como para aprender. Hubo un perfecto balance entre las actividades más extremas,
donde la acción y las risas eran protagonistas, y las actividades tal vez más tranquilas,
de aprendizaje o incluso espirituales como fue la visita al Aconcagua con Tommy
Heinrich, que nos dió una charla muy profunda e interesante que nos dejó a todos
reflexionando.
Pero, si bien todo lo anterior fue increíble, creo que lo que más me llevo de esta
experiencia, y me atrevo a decir que los demás también, es la conexión que tuvimos
no sólo entre nosotros los alumnos y alumnas, sino también con los profesores. Fue
una oportunidad de conocernos de otra forma, una más cercana y personal quizá,
con más confianza, conviviendo nuestro día a día por doce días, compartiendo cada
comida, cada actividad y muchos momentos únicos, como la noche de karaoke, con
Philipp cantando “99 Luftballons” a más no poder, o Joaco bailando al ritmo de “La
mano de dios” tirando unos pasos bien de cuarteto. Nunca pensamos verlos de esta
forma. Para nosotros eran únicamente profesores. Eran esa persona que veíamos
una hora al día para discutir y aprender sobre historia, biología, matemática, filosofía,
alemán, etc., y con este viaje pudimos conocer a la persona detrás de eso. Y, por último,
también tuvimos la oportunidad de hacer un último fogón, como solíamos hacer en
los campamentos, compartiendo nuestros talentos, muchas risas y un momento
muy emotivo, despidiéndonos de algo que fue parte nuestra por todos estos años
de escolaridad. Fue la manera perfecta de cerrar esta etapa de nuestras vidas, de
despedirnos, y todos nos sentimos muy agradecidos. ¡Gracias!
Tomás Hevia
alumno de 6° año D
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