1933-1946
Die Deutschen und ihre Verantwortung
Wenn es eine deutsche Tugend nach 1945 gibt, dann die Fähigkeit, dem Schrecken, der Schuld, der Verantwortung der eigenen Geschichte ins Gesicht zu sehen.
Zur deutschen Normalität gehört das Nicht-Vergessen und die Bereitschaft, dazu beizutragen, die Opfer des monströsen Verbrechens zum «Menschengedenken» zu machen.
Die Zeit ändert alles – eben auch die Erinnerung und die Art, wie drei oder vier Generationen danach Lehren aus der Geschichte zu ziehen sind.
Die Nachkriegsgeneration, die das Schweigen ihrer Eltern und Großeltern erst durchbrechen musste, wird die Frage nach der Angemessenheit damit beantworten, dass es um ein Verbrechen geht, das nicht verjährt.
Das Verhältnis der Deutschen zur ihrer Verantwortung hatte immer auch Ambivalenzen. Inakzeptabel die Haltung der ersten Generation, die sich, menschlich nachvollziehbar, durch Flucht, Hunger, Trümmer genug bestraft fühlte, um noch an den Mord an den Juden denken zu müssen. Ihre Kinder prangerten diese Haltung zu Recht an. Aber viele verkannten dabei den Kontinuitätsbruch, den die Gründung der Bundesrepublik und das Grundgesetz tatsächlich darstellten, und unterschätzten den Wert der unfertigen deutschen Demokratie. Auf der Suche nach der deutschen Schuld klagten sie oft lieber abstrakte Autoritäten – den Staat, die Professoren – an, als sich mit ihren konkreten Eltern auseinanderzusetzen.
Die biografischen Verbindungen reißen ab. Was können wir den nächsten Generationen sagen? Sie müssen sich der gefährlichsten Versuchung bewusst sein: In der Suche nach Schuldigen versteckt sich immer auch das Bedürfnis, sich der eigenen Unschuld zu versichern.
Los alemanes y su responsabilidad
Si hay una virtud alemana después de 1945, es la capacidad de mirar a la cara el horror, la culpa, la responsabilidad de la propia historia.
Parte de la normalidad alemana es no olvidar y la voluntad de contribuir a hacer de las víctimas del monstruoso crimen una «memoria humana».
El tiempo lo cambia todo, incluso la memoria y la forma de extraer lecciones de la historia tres o cuatro generaciones después.
La generación de posguerra, que primero tuvo que romper el silencio de sus padres y abuelos, responderá a la pregunta de la oportunidad con el hecho de que se trata de un crimen que no ha prescrito.
La relación de los alemanes con su responsabilidad siempre ha tenido ambivalencias. Inaceptable fue la actitud de la primera generación, que, humanamente comprensible, se sintió suficientemente castigada por la huida, el hambre y los escombros como para tener que seguir pensando en el asesinato de los judíos. Sus hijos denunciaron con razón esta actitud. Pero muchos no reconocieron la ruptura de continuidad que supuso la fundación de la República Federal y la Ley Fundamental, y subestimaron el valor de la inacabada democracia alemana. En su búsqueda de culpables alemanes, a menudo prefirieron acusar a autoridades abstractas -el Estado, los profesores- en lugar de ocuparse de sus padres concretos.
Las conexiones biográficas se rompen. ¿Qué podemos decir a las próximas generaciones? Deben ser conscientes de la tentación más peligrosa: La búsqueda del culpable esconde siempre la necesidad de reafirmarse en la propia inocencia.
Tissy Bruns – 13. Mai (mayo) 2009
Informe sobre la investigación realizada en el Colegio Goethe-Schule
Setiembre 1941 – Abril 1942
El Ministerio de Instrucción Pública de la Nación Argentina (Inspección General de Enseñanza) ordenó la realización de un informe mediante la conformación de una comisión investigadora para verificar el cumplimiento de las exigencias reglamentarias en los cursos de idiomas extranjeros para alumnos mayores de catorce años bajo las cuales se autorizó su funcionamiento.
Alineación «Gleichschaltung» en la Germania Schule
La documentación adjunta describe el proceso de remoción del director del colegio Germania Schule en fin de su negativa a responder al llamado y las instrucciones de la embajada alemana de impartir y alinearse a las directivas impuestas desde Berlín.
Difusión, alcances ideológicos y capacidad organizativa de la propaganda nacional-socialista en Argentina.
La propaganda es una forma de comunicación que tiene como objetivo influir en la actitud de una comunidad respecto a alguna causa o posición, presentando solamente un lado o aspecto de un argumento. La propaganda es usualmente repetida y difundida en una amplia variedad de medios con el fin de obtener el resultado deseado en la actitud de la audiencia.
De modo opuesto al suministro de información libre e imparcial, la propaganda, en su sentido más básico, presenta información parcial o sesgada para influir una audiencia. Con frecuencia presenta hechos de manera selectiva y omite otros deliberadamente para sustentar una conclusión, o usa mensajes controlados para producir una respuesta emocional, más bien que racional, respecto de la información presentada. El efecto deseado es un cambio en la actitud de una audiencia determinada acerca de asuntos políticos, religiosos o comerciales. La propaganda, por lo tanto, puede ser usada como un «arma de guerra» en la lucha ideológica o comercial.
Etimológicamente la palabra propaganda proviene de propagar, tomada del participio de futuro pasivo del verbo latino propagare que significa ‘perpetuar, acrecentar, extender’. Aunque a veces la palabra propaganda es usada como sinónimo de exageración, falsedad y abuso, la propaganda como tal significa expansión, diseminación, multiplicación rápida. La palabra tiene su origen en la institución de la iglesia católica dedicada a la misión, la Sagrada Congregación para la Propagación de la Fe (Sacra Congregatio de Propaganda Fide), fundada en 1622 por el papa Gregorio XV. La institución fue rebautizada en 1982 y hoy se llama Congregación para la Evangelización de los Pueblos (Congregatio pro Gentium Evangelisatione).
Keiper, Wilhem – Análisis informando acerca de la educación en las escuelas alemanas
El nacionalsocialismo en la Argentina, Carlota Jackisch
1941 – Informes de la Comisión Investigadora de Actividades Antiargentinas – HCN
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